lunes, 25 de febrero de 2013

Equivocaciones en la guardería



      Todo empezó por la equivocación de un calcetín. Anoche el calor nos dejó a todos con mucho sueño en el cuerpo. Hemos dormido poco. Los ojos de Capgros no estaban bien conectados con su cerebro y se ha equivocado al ponerme los calcetines. Me ha puesto uno de cada color. Mami tampoco se dio cuenta y me he presentado de tal guisa en la guardería; he sido el hazmerreir (nunca una palabra fue tan clara y precisa para definir lo que significa y para sentir lo que he sentido: hazme reír) de toda la guardería. Todos se reían de mis dos calcetines diferentes y por mucho que lo intentaba, no conseguía quitarme ninguno de los dos. La que más se reía era “Pan de Kilo” Mackenzie. No soporto ver reír a esa cara de pan de kilo y después de saber que la Prednisolona tiene como efecto secundario quedarme con “cara de luna”, la rabia que le tengo ha ido en aumento.
      A última hora de la mañana conseguí quitarme uno de los dos calcetines. Esperé a que Mackenzie se acercase a mí y en un momento de descuido le he metido un calcetín en la boca.
      —La próxima vez que te rías de mí te voy hacer comer todas las papillas de la guardería, con lo que vas a estar cagando de tal manera que no va a haber cuidadora que se quiera acercar a ti en los próximos tres años; ¿comprendes colega?

                                            Maia floreada y sin calcetines 
       Mackenzie estaba sentada en el suelo con los ojos desorbitados y medio calcetín rosa saliéndole por la boca. Para terminar de convencerla de que no se volviese a reír de mí, le he estirado del pelo hasta que su nariz ha tocado la colchoneta donde tenía puesto su gordo culo. Se ha puesto a llorar como una loca y ha tenido que venir Caroline, la cuidadora principal del grupo de bebés, a rescatarla.
      —¿Pero Maia, que le has hecho a la pobre Mackenzie? —me ha dicho Caroline, que se había cortado el pelo y llevaba un flequillo rubio muy poco favorecedor.
      Aprovechando que todavía no tengo que contestar a los mayores, he sonreído y me he puesto a jugar con la cabeza de una Barbie anoréxica. Nos han separado y he seguido el día tranquila, sin calcetines en mis pies.

                                         Calcetines diferentes que no pegan
                        
      Una de las neveras de la guardería no funciona bien, así que las cuidadoras estaban un poco atareadas quitando la comida congelada del frigorífico estropeado y llevándola al  frigorífico de la cocina, que si funciona. Así que, por tercera vez en éste año, se van a tener que comprar un nuevo frigorífico.
      Los padres primerizos pasaron a buscarme a la hora estipulada. Mami se dio cuenta del nuevo corte de pelo de Caroline y se lo comentó. Reproduzco la conversación en inglés (en VOSE) para que entendáis la última equivocación del día.
      —Do you have a new Fringe, Caroline? /(¿Tienes un nuevo flequillo, Carolina?)
     —Oh yes, it is broken again  and we have to buy a new one (Oh, sí, está roto otra vez y tenemos que comprar uno nuevo).
      O sea que Caroline no entendió a mami y pensó que le estaba hablando de que se tienen que comprar un nuevo Fridge (frigorífico), y no que estaba hablando de su nuevo Fringe (flequillo).
      Mami miró a Capgros para ver si se había dado cuenta de la equivocación lingüística. Evidentemente, el mono de su cabeza estaba tocando una de esas canciones surrealistas que tanto le gusta, a bombo y platillo, y no había pillado nada. Pachin Pachan Pachin Pachan. Y lo más importante de todo: mis dos calcetines de diferentes colores se quedaron extrañamente olvidados en algún rincón de la guardería.

                             Toe. Tremolo and delay. Los calcetines esconden los dedos de los pies.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario