Todo empezó
por la equivocación de un calcetín. Anoche el calor nos dejó a todos con mucho
sueño en el cuerpo. Hemos dormido poco. Los ojos de Capgros no estaban bien
conectados con su cerebro y se ha equivocado al ponerme los calcetines. Me ha
puesto uno de cada color. Mami tampoco se dio cuenta y me he presentado de tal
guisa en la guardería; he sido el hazmerreir (nunca una palabra fue tan clara y
precisa para definir lo que significa y para sentir lo que he sentido: hazme
reír) de toda la guardería. Todos se reían de mis dos calcetines diferentes y
por mucho que lo intentaba, no conseguía quitarme ninguno de los dos. La que
más se reía era “Pan de Kilo” Mackenzie. No soporto ver reír a esa cara de pan
de kilo y después de saber que la Prednisolona tiene como efecto secundario
quedarme con “cara de luna”, la rabia que le tengo ha ido en aumento.
A última hora de la mañana conseguí
quitarme uno de los dos calcetines. Esperé a que Mackenzie se acercase a mí y en
un momento de descuido le he metido un calcetín en la boca.
—La próxima vez que te rías de mí te
voy hacer comer todas las papillas de la guardería, con lo que vas a estar
cagando de tal manera que no va a haber cuidadora que se quiera acercar a ti en
los próximos tres años; ¿comprendes colega?
Mackenzie estaba sentada en el suelo con los ojos desorbitados y medio calcetín rosa saliéndole por la boca. Para terminar de convencerla de que no se volviese a reír de mí, le he estirado del pelo hasta que su nariz ha tocado la colchoneta donde tenía puesto su gordo culo. Se ha puesto a llorar como una loca y ha tenido que venir Caroline, la cuidadora principal del grupo de bebés, a rescatarla.
—¿Pero Maia, que le has hecho a la
pobre Mackenzie? —me ha dicho Caroline, que se había cortado el pelo y llevaba
un flequillo rubio muy poco favorecedor.
Aprovechando que todavía no tengo
que contestar a los mayores, he sonreído y me he puesto a jugar con la cabeza
de una Barbie anoréxica. Nos han separado y he seguido el día tranquila, sin
calcetines en mis pies.
Una de las neveras de la guardería
no funciona bien, así que las cuidadoras estaban un poco atareadas quitando la
comida congelada del frigorífico estropeado y llevándola al frigorífico de la cocina, que si funciona.
Así que, por tercera vez en éste año, se van a tener que comprar un nuevo frigorífico.
Los padres primerizos pasaron a
buscarme a la hora estipulada. Mami se dio cuenta del nuevo corte de pelo de
Caroline y se lo comentó. Reproduzco la conversación en inglés (en VOSE) para
que entendáis la última equivocación del día.
—Do you have a new Fringe, Caroline? /(¿Tienes un nuevo
flequillo, Carolina?)
—Oh yes, it is broken again and we have to buy a new one (Oh, sí, está
roto otra vez y tenemos que comprar uno nuevo).
O sea que Caroline no entendió a
mami y pensó que le estaba hablando de que se tienen que comprar un nuevo Fridge (frigorífico), y no que estaba
hablando de su nuevo Fringe (flequillo).
Mami miró a Capgros para ver si se había dado cuenta
de la equivocación lingüística. Evidentemente, el mono de su cabeza estaba
tocando una de esas canciones surrealistas que tanto le gusta, a bombo y
platillo, y no había pillado nada. Pachin Pachan Pachin Pachan. Y lo más
importante de todo: mis dos calcetines de diferentes colores se quedaron
extrañamente olvidados en algún rincón de la guardería.
Toe. Tremolo and delay. Los calcetines esconden los dedos de los pies.
No hay comentarios:
Publicar un comentario