martes, 20 de noviembre de 2012

Tres días de guardería (Primera Parte: El Coreano)



Llevo tres días en la guardería y las cosas no van como yo me esperaba. Mi HipoPedoEructo ha dejado de ser lo más y ya no es cool. La manada se ha sublevado y no me hacen caso. La culpa la tiene la llegada de Park, El Coreano.
Ha instaurado bailar el Gangnam Style cada dos horas: a las 9, a las 11, a las 13, vamos, las horas en que Amelie (mi BFF: Best Friends Forever) y a mí nos toca dormir. Las dos seguimos la misma rutina de sueño y comida. Tenemos madres científicas que nos machacan con horarios pegados al culo: “A las 7 despierta a la niña que si no ya no duerme esta noche, que la tenemos que poner a dormir a las 7 de la noche, en punto, porque si le damos de comer a las 5:20, tenemos 40 minutos hasta que den las 6 y luego toca el baño…”, los que conocéis a mi mami sabéis que esta retahíla de frases interminables las podría haber dicho ella sin despeinarse. El calborotas hace años que no se despeina. (Me la había dejado a huevo).
Volvamos a El Coreano. Park ha llegado para quedarse. No nos importa la edad que tiene, ni si los mocos coreanos son menos agresivos que los chinos o qué, pero nos está empezando a cargar. Amelie me ha comentado que no podemos dejar que la manada se nos descarríe. Mientras tanto, el resto de clase baila como posesos el Gangnam Style (es una pena que no tenga un video o fotos que lo corroboren, algún día las saco y os las enseño)
                                     la maldita canción de El Coreano

“Tenemos que hacer algo Maia”, me dijo Amelie el miércoles.
“Lo sé; este coreano nos ha puesto las cosas difíciles; ni siquiera mi arma letal les hace gracia ya”, en ese momento lancé un HipoPedoEructo que pasó desapercibido.
“Tenemos que mantenernos despiertas y bailar el Gangnam Style, por lo menos a las 11 y a la una, que es cuando éstos están más revoltosos”, Amelie quería aguantar despierta y saltarse la rutina de nuestras madres. Tenía que pensar en algo que volviese las miradas del resto hacia nosotras y dejar a El Coreano colgado con su estúpido baile.
“Yo podría volver a poner de moda La Macarena”, le solté desesperada a Amelie.
“Tía, eso nunca. Volver a La Macarena, no. Igual un baile regional francés del área de la Alsacia, podría colar”
“Nena, estamos locas o qué. Si tenemos que poner de moda un baile regional,  les bailo una muñeira y lo flipan”.
“No lo veo. Y ese baile catalán tan famoso, ¿cómo se llamaba?”
“¡Una sardana! Eso no lo aguanta ni un adicto al éxtasis colocado de pastillas hasta las trancas”.
Las posibilidades se iban acabando y El Coreano seguía con sus bailes cada dos horas.
El chino, la repipi de las coletas y la rubita de pañal apretado estaban atontados con el maldito Coreano. Son los mayores de clase y como ya pueden caminar se creen los más poderosos. Teníamos que hacer algo.
“Ya lo tengo. Mi raíz catalana me va a salvar”, le solté a Amelie con sonrisa y guiño de ojo.
“Cuenta, nena, cuenta”, mi BFF también sonrió.
Continuará...

                                 pensando una estrategia para desbancar a El Coreano

2 comentarios:

  1. el bailecito se las trae, pero esta divertido! y que chachis estan las 2 en la foto, tiene que ser muy cómodo :)

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  2. Simpática la canción.
    Bonita la foto de Lore y Maia, Sam sigue que lo haces muy bien. Un besote. Ab Eli

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