Es muy gracioso
ver al calborotas Lorzas cuando alguien le habla en inglés. Es como si vieses a
un boxeador zumbado al que están dándole una buena somanta de palos. Está a
punto de caer por KO técnico en el último asalto, después de haber aguantado,
milagrosamente, todo el combate sin caerse a la lona. Cada frase en inglés para
él es un derechazo a la altura de la mandíbula, o un crochet que le deja el
hígado como el culo de mi patito de goma.
“Y ahí está el
gordinflón de Sam “Lorzas”, a punto de dar con sus huesos en la lona”, diría
uno de esos comentaristas de combates de boxeo tan instruidos, si estuviesen
retransmitiendo la conversación pugilística por televisión.
“¡Sí, Harry, este
Lorzas está acabado, Harry!”, gritaría
el ayudante del comentarista, como si la vida le fuera en ello.
“¡Este chico
necesita mucho más entrenamiento!”, diría el comentarista mascando las palabras
y escupiendo al micro.
“¡Si, Harry,
este Lorzas está acabado, Harry!”. Los ayudantes de comentaristas no tienen
demasiado repertorio.
la lengua de Maia
Pero el
calborotas Lorzas sigue de pie. En el centro de la conversación, preguntando
por tercera vez qué le acaba de decir un australiano sobre algo que tiene que
ver con “la lengua de las lechuzas”, o eso es lo que el calborotas lleva
entendiendo desde el primer momento.
Al final el
tipo desiste y le sonríe. Si fuese un combate de boxeo, el entrenador de Lorzas
ya habría tirado la toalla un par de asaltos antes. Pero aquí no hay toalla, ni
entrenador que le salve. Así que la conversación se acaba con un “yes, yes, yes”,
ojos de lechuza y sonrisa de medio lado.
Yo, como
australiana que soy, no voy a tener ese problema. Mi lengua es el inglés. Voy a
entender a cualquiera, ya me hable sobre lechuzas, arañas o pesca submarina.
Además, tengo otras tres posibilidades en donde elegir. Las neuronas de mi
cabeza están fabricando un diccionario cuatrilingüe, en donde podré elegir
hablar inglés con acento gallego, o español con toques gallegos y ligero deje
catalán, o incluso catalán con reminiscencias inglesas mezcladas con albariño. Seré
una chica con don de lenguas.
la lechuza Owlie ¿cuidará de mí?
Por cierto, la
lengua de la lechuza se caracteriza por emitir un desagradable ruido que me
despierta cada noche. Tengo un nuevo huésped sobre mi cuna. Se llama Owlie, es
una lechuza de ojos grandes y sabiduría excelsa, a la que los padres primerizos
han colocado para que cuide de mí por las noches. Habla un inglés afrancesado y
toques chinos al que, por supuesto, no me cuesta nada entender.
Sam te veo muy preocupado por el fisico, tu vales un montón.
ResponderEliminarMaia estás muy riquiña, tu compañera Owlíe estará contigo y velará tus sueños.
Buenas noches Maia, muchos arrechuchos para ti, mami y papi. Ab Eli