jueves, 1 de noviembre de 2012

La insoportable repetición de las cosas



Pensad por un momento en vuestra canción favorita. Esa canción que os hace sonreír cuando estáis tristes, que os hace soñar cuando no tenéis pesadillas o que tarareáis sin daros cuenta cuando las cosas van bien. ¿La tenéis? Pues ahora imaginaos que cada cosa que hacéis a lo largo de las 24 horas del día va a ir acompañada de esa canción. Como si vuestra vida fuera una película y la banda sonora estuviese compuesta por un músico mediocre que en cada momento de vuestra vida (crucial o no) mete la misma canción. ¿No acabaríais hasta la brenca de vuestra puñetera canción favorita?
Los padres primerizos han conseguido que odie mi primera canción favorita hasta la extenuación. Nietzsche ya lo dejó claro cuando explicó su idea del eterno retorno: “Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz”. Pues eso.
La repetición infinita de la misma canción del elefante y el sonajero de coco es mi cruz. Cómo, que no os la sabéis. Os la puedo cantar de “pe a pa” sin un solo fallo.

                                                   esta era "mi canción favorita"

“Para dormir a un elefanteee, se necesita un chupete giganteee; un sonajeeero de coco y saber cantar un pocooo”. El pobre elefante debe estar más que dormido, mientras que yo me empiezo a parecer al protagonista de “La Naranja Mecánica” con los ojos abiertos como platos. Ya ni necesito palillos en los párpados para no cerrarlos. Pero los padres primerizos no sólo la utilizan para dormir. La utilizan para comer, para jugar, para cuando estoy sentada en mi sillita balancín, para cuando me cambian los pañales, cuando friegan los platos, si ponen la lavadora…
La repetición, estimados padres primerizos, nos agota. Nos aburre y mortifica, aunque seamos bebés. Si os parece que la vigesimocuarta vez que nos ponéis la misma canción todavía sonreímos, es falso. Es el tic que nuestras inmaduras neuronas logran hacer sin desconectarse totalmente. Las neuronas de los bebés están preparadas para eso y mucho más, pero no las machaquéis tanto.
                                           después de escucharla por quinta vez... 

En fin, ahora volved a vuestra canción favorita. Escuchadla una vez más. No importa si queréis dormir, si vais a comer o si pretendéis mantener a vuestro cerebro alegre. Llegará un momento que la vais a odiar. Palabra de Maia.

2 comentarios:

  1. que la va odiar! yo la he visto reirse a carcajadas después de la vigésima vez, y si cambiabas de canción ya te miraba raro, estoy convencida que lo que le gustaba no era la canción si no vernos hacer el payaso cantándola. eso si habrá que buscar nuevas canciones no vaya a ser... no aparecían mas en el cd? internet es grande algo encontrareis, animo!!!!

    ResponderEliminar
  2. ¡que bonita mi pequeñita!. Yo le canté varias veces esa canción y parecía que le gustaba. Maia ya llegará el momento que escojas tu música,pero de momento......Un besote ab. Eli

    ResponderEliminar